martes, 27 de noviembre de 2007

La rebelión de Luztlán

Muchos ayeres hace que Aura Negra formó al nahual de cinco puntas. En su gestación recorrió seiscientos sesenta y seis ensueños. El poder de conocimiento que obtuvo por alguna razón sólo conocida por él y por el águila misma, lo desvió de su cometido. Decidió no compartir con los demás racimos el cuerpo del águila nueva. Decidió que por sí mismo lograría gestarse y nacer como un águila. Una sola conciencia infinitamente poderosa, una nueva forma y función del ensueño de Cero. Ser Cero mismo y dominar al resto de las águilas. Así, Luztlán, el nahual de cinco puntas de Aura Negra, se reveló contra ella, contra el resto de las demás y contra Cero mismo. Desde entonces ha cambiado los ensueños del águila alimentándose del ensueño de las conciencias y de ellas mismas. Ha descifrado la función de la realimentación del águila y la ha hecho suya. Poco a poco se gesta como un engendro. Va ocupando a Aura Negra y se convierte en ella misma absorbiendo sus ensueños.


Eones hace, después de la rebelión de Luztlán, Alba Guamango, el águila madre de Aura Negra, envió un segundo nahual de cinco puntas al interior de Aura Negra. Cero ensoñó un gran filamento que tendió entre las dos águilas para transportar a Yod Cupay. Su misión era sembrar en Aura Negra la simiente de un nuevo nahual de cinco puntas. Apareció en Hexápoda. El lugar gestatorio original del nahual de cinco puntas. Traía consigo un concentrado de energía rastreadora. La depositó en el lugar preciso donde se gestó Luztlán. La cápsula estaba intacta. La magnitud de Luztlán no le permitiría tomarla. Trataría de hacerlo en y con ensueños. Principalmente con los ensueños de las conciencias habitantes de Hexápoda. Una vez que dejó el objeto, cerró la cápsula. Dentro de ella se encuentra un ensueño directo de Cero. Un águila y una serpiente unidas. Su cualidad: encajar en cada lugar de Cero y concientizarse de él. Desde entonces, Luztlán busca la manera de apoderarse de este encaje artificial. Luztlán salió de su origen y como todo al crecer y expandirse, perdió de vista el lugar de su nacimiento. No lo recuerda. El ensueño de la pérdida de la conciencia y del recuerdo de nuestra gestación funcionó en él. El programa de seguridad de Cero. El antiradical funcional.


Yod Cupay dejó un sonido y un signo para identificar el lugar donde descansa el punto de encaje artificial, simiente del nahual de cinco puntas. Este deberá ser un nahual de cuatro puntas intactas y una hueca, la quinta está en esa cápsula. La carrera por conseguirla se vuelve cada día más violenta y destructiva. Lo que está de por medio es inimaginable: el control de las águilas y el destino de Cero mismo.


La concentración de conciencias ensoñadas por Luztlán, arremeten contra las conciencias ensoñadas por Aura Negra. Ríos, océanos de energía, se derraman cada instante en el infierno producido por esta batalla abismal. El signo se ha transmitido por el linaje del nahual pentagonal de la búsqueda del punto de encaje artificial. El sonido sólo será escuchado por aquel nahual que logre utilizar el filamento puente entre las dos águilas. Yod Cupay se lo murmurará. Dicho sonido tiene la cualidad de absorber la punta artificial. De poder fundirla al cuerpo del nahual incompleto de cinco puntas y convertirlo en Aura Ámbar. El líder del nahual pentagonal, de la nueva águila se tendrá que confrontar con Luztlán. Ensueños jamás imaginados cruzarán el interior de Aura Negra. Como proyectiles viajarán de un nahual de cinco puntas hacia el otro y viceversa. Uno vencerá. Cualquiera que sea el resultado, Cero nunca más volverá a ensoñar únicamente águilas. Ensoñará algo más; aquello en lo que se convertirá el primogénito de Aura Negra. Los nativos de Hexápoda, los de sus ocho grandes bandas, orgánicos e inorgánicos, por su reducida expansión consciente, nunca verán por sí mismos esta cuestión. Manipulados por fuerzas y tensiones, por formas y funciones más expandidas, batallan y luchan a favor de sus respectivos y circunstanciales amos. Esta ha sido la historia de la humanidad, de las otras humanidades y de las inorganidades. A cambio de migajas, de sueños fantásticos, de microexpansiones, se han autodestruido por millones de años y lo seguirán haciendo, hasta su destrucción final. Las huestes de Luztlán a punto están de arrojarse sobre Hexápoda, para desintegrarla, si con esto termina la posibilidad del nuevo nahual de cinco puntas.


Escrito esto fue hace tanto tiempo. No son profecías. Es una narración de lo acontecido ya una vez, hecha por formas no humanas. Las figuras de estas conciencias plasmadas en las cuevas, tan reflexivas y temerosas, hacen suponer una gran preocupación por los eventos que luego tendrían lugar. Eventos que indudablemente terminaron con la desaparición y extinción de esta raza, de su cultura, de sus creencias, de sus emociones y sentimientos. O ¿Todavía no terminan? Fragmentos distorsionados del amanecer histórico de Hexápoda se han conservado ¿En los genes de hoy?


Contenido extraído del libro "El nahual de cinco puntas" Autor: Domingo Delgado Solórzano.