El ensueño glacial de los humanoides al mover el punto de encaje colectivo de Hexápoda la segunda, les permitió congelarla y extinguir de su faz a los saurios. Los pocos humanoides sobrevivientes emigraron a Hexápoda, donde pronto perdieron el conocimiento del ensueño y la suprema tecnología energética que habían alcanzado en el manejo del punto de encaje tanto individual como colectivo en la primera atención. Se asentaron en Aztlania y su último gran ensueño fue acondicionar el planeta para su futuro desarrollo; lo alejaron del sol ampliando su órbita, le cambiaron su dirección rotatoria y reacomodaron sus océanos y continentes. Antes de perderse por completo, crearon y organizaron los linajes del conocimiento.
Aztlán fue el primer nahual guardián. Con él concluyeron las guerras atencionales al prevalecer el ensueño de los capullos humanoides sobre el de los saúricos. Luztlán fue desplazado hacia las profundidades de Aura Negra, dando comienzo así a la confrontación final entre los nahuales de cinco puntas.
Aztlán fue el primer nahual guardián. Con él concluyeron las guerras atencionales al prevalecer el ensueño de los capullos humanoides sobre el de los saúricos. Luztlán fue desplazado hacia las profundidades de Aura Negra, dando comienzo así a la confrontación final entre los nahuales de cinco puntas.
Contenido extraído del libro "El nahual de cinco puntas" Autor: Domingo Delgado Solórzano.