......… Su figura se fue desvaneciendo al pronunciar sus últimas palabras. La piedra se apagó. Sabía que no debía tocarla. Encendí la linterna de baterías y salí de la caverna. Bendito planeta. ¿Quién nos envía aquí a pagar qué? Infierno llamado tierra. Repleta de bichos para hacernos la condena imposible. Nos proporcionan cuerpos miserables genéticamente defectuosos. Enfermedad; el castigo fundamental. Pero lo más brutal; no llegamos de uno en uno. Nos envían por millones. La crueldad, ambición, corrupción, la falta absoluta de respeto a la vida. La guerra; estos son nuestros reales castigos. El sistema solar es el presidio mayor del entorno cósmico. Al morir, nos desmiembran la conciencia y nos exprimen hasta la última porción de percepción. Envasan el dolor y el placer. Nos enlatan con sabor a todo para engullirnos cual vacas enlatadas. Somos medio descendientes de los ángeles caídos. Estos en la prisión Júpiter se gestan para alimentar. Son más grandes, jugosos y sabrosos que nosotros simples humanos.
Nos implantan en los mundos presidio, nos engordan con dolor y placer y… Brincando piedras y troncos caídos al bajar las montañas me sentí con sabor a marrano flaco. La unificación de las fuerzas de expansión (ampliación / aumentación) se relaciona con la relatividad, contrariedad y arbitrariedad de la percepción del lugar escalonado a lugares elípticos que los forman. Todo es tan relativo como la conciencia constructivista, tan contraria e incierta como la conciencia interpretativa y tan arbitraria como la percepción colectiva de las conciencias. Por esto...
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Contenido extraído del libro "Nahualtecas" Autor: Domingo Delgado Solórzano.