Ante el olvido colectivo de la regla, generado por el movimiento del punto de encaje del gran capullo mayor, se formaron seis grupos o linajes de nahuales de tres y cuatro puntas, conocidos entre ellos como los guardianes. Los seis linajes convergían en el qoac de cinco puntas. Se simbolizaron con la llave doble, la cual depositaron encima del qoac para marcar su posición. En un man (lugar) únicamente conocido por ellos. En el transcurso del ir y devenir ondulatorio, cuatro de los seis linajes cambiaron. Vitontl, Tehuanetl, Cochistl, Ocortl, Tzinamitl y Takilutl cobijaron al qoac en el Man-Otochitl. Takilutl fue el primer linaje en abandonar a los guardianes. En sus viajes a la segunda atención, poco a poco, se fueron deslumbrando por los filamentos luminosos hasta sucumbir a sus posibilidades. Aunque este linaje todavía se encuentra vigente. Su conocimiento les permitió controlar estelas de mundos cilíndricos inorgánicos. Han explotado a sus moradores desde entonces. De lugar en lugar han colaborado con los dos linajes de guardianes, resguardando algunas entradas a la tercera atención, por donde los nahuales cruzan. Paradójicamente, terminaron como lo que son: guardianes atencionales. Los tres restantes están en proceso de ser rescatados. El linaje Tzinamitl me encontró. De él hago este relato. Me admitieron como un visitante; en efecto, me decían el turista. Me recibieron, porque según ellos, necesitaba descanso. Después, ellos me dirían cuando prescindirían de mi presencia. Eso me dijeron. Fui constatándolo. Relegado de ciertas actividades, pensé al principio que era una forma de probarme. No fue así. Finalmente acepté ser un ave migratoria. El mote del turista hasta me llegó a agradar. Era parte de, pero no tenía ninguna responsabilidad. Lo que no supe entonces ni me dijeron, fue el precio que tendría que pagar por hacer uso de sus instalaciones: desandar el camino de la regla. Dentro de esta vereda la única opción es la de continuar, ya que la presión que ejerce el conocimiento aniquila lo inmóvil.
Contenido extraído del libro "El nahual de cinco puntas" Autor: Domingo Delgado Solórzano.